sábado, 16 de marzo de 2024

Más allá de las ruinas

Título: Más allá de las ruinas.
Autora: Teresa Galeote.
Editorial: M.A.R. Editor.
Año de publicación: 2013 (1ª edición).
Colección: Narrativa.
Nº de volumen en la colección: 14.
Género: Novela histórica.
ISBN: 978-84-941489-5-8
 
Una prolífica y conocida autora de Alcalá de Henares que aún no habíamos comentado en estas notas es Teresa Galeote Dalama. Nació en Madrid, pero vive en Alcalá de Henares desde 1982, siendo que además tiene una vida pública alcalaína muy activa. Tiene la Licenciatura en Filosofía y Letras. Fue consejera de la Fundación Colegio del Rey, de carácter cultural en Alcalá. También fue consejera en el Consejo Escolar Municipal de Alcalá de Henares. Y fue concejala alcalaína por Izquierda Unida (IU) en el mandato de 1991-1995 en el que gobernó El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en coalición con IU, con Florencio Campos (PSOE) de alcalde, y Joaquín Arias (IU) de vicealcalde. Es además una de las personas que acumula un gran cúmulo de artículos de prensa en la prensa local desde hace muchos años. Se la puede rastrear en Puerta de Madrid, Alcalá Hoy o Diario de Alcalá, entre otras. Está muy especialmente volcada y dedicada al feminismo, pero también a la concienciación social sobre los problemas sociales y políticos del presente y del pasado, tratando de explicarlos tanto desde el ensayo periodístico, como acercándolos a los lectores en novelas y relatos de ficción. Lo que la aproxima en cierto modo a la propuesta que mezcla literatura y pedagogía en Emilio Sola y que queda uy patente en su obra La novela secreta (1996). Aplica todo su conocimiento filosófico a su propia reflexión y explicación del mundo desde una construcción patriarcal de la Historia y la Cultura, con el objetivo de, conociendo el punto de partida de nuestra sociedad, poder avanzar hacia la igualdad entre mujeres y hombres. 

Sea como sea, tras su paso por el ayuntamiento alcalaíno se dedicó de pleno a la escritura. Es a partir de 1996 que comienzan sus publicaciones en libros, aparte de sus artículos en prensa. Es en 1996 que aparece su nombre en una primera publicación de relatos de un taller de escritura, junto a otros relatos de Minke Wang y Twiggy Hirota, La crueldad, pero el primer libro netamente suyo se publicó en 1998, una colección de relatos llamada Los sueños. En todo caso ella tiene mayoritariamente una producción de novela. En 2008 fue ganadora del Premio Carta Puebla por Los días largos, una novela de 2007 que era su sexta publicación en libro, con lo que había tardado en llegar ese reconocimiento. En 2013 fue ganadora del II Premio Alexandre Dumas de novela histórica por Más allá de las ruinas, que es la novela con la que la presentamos hoy en estas notas. En 2016 fue finalista en el VII Premio Ciudad Ducal de Loeches por la novela El eco de las palabras. Recibió un accésit del VI Premio Rara Avis por su ensayo Los hombres que no amaban a las mujeres, de 2022, que presentó en la asociación Arkana Creativa del barrio Venecia de Alcalá de Henares, ensayo en el que desarrolla toda su teoría de la evolución y fundamento de la sociedad desigual del patriarcado a lo largo de la Historia. Recientemente quedó finalista del X Premio Wilkie Collins de Novela Negra en 2022 por Asesinato en el Hostal Oriental. Este año 2024, estrenó en la sala de teatro Margarita Xirgú, del sindicato Comisiones Obreras de Alcalá de Henares, un conjunto de monológos en voces femeninas llamado El grito de las fronteras, donde ahonda en los problemas de los emigrantes y los exiliados, especialmente en estos días de aquellos que cruzan en patera el mar para llegar a Europa. No era la primera vez que se acercaba al teatro, pues en 2013 escribió El vuelo de Osiris.

Más allá de las ruinas, publicado en 2013 y ganador del II Premio Alexandre Dumas de Novela Histórica, como se ha dicho, fue editado por M.A.R Editor, editorial donde Galeote se ha sentido cómoda como para publicar la mayoría de sus libros e incluso reeditar algunos de los primeros libros. No le ha ido mal, varios, como este, tienen allí segundas ediciones. Además, el propio estilo visual de las cubiertas de esta editorial le dotan a los libros de Galeote un aspecto uniforme  el como si de su propia colección se tratara entre el encuadrado en negro y naranja, con una tipografía de letra que quiere imitar la escritura con pluma estilográfica. En el presente el presente libro la cubierta contenía una fotografía en sepia de una extensa familia de varias generaciones de mujeres en el patio o el frente de una casa de pueblo donde acumulan leña y que pertenecería a la década de 1940. Habríamos de pensar que se trata de la posguerra española, ya que la novela se ambienta entre 1944 y 1945, aunque hay unas notas referentes a 1947 y saltos temporales que pisan de 1934 a 1936 y algunos momentos de la guerra civil. Sin embargo, los créditos del libro nos indican que esa fotografía pertenece al Musee Memorial de la Bataille de Normandie (Museo Memorial de la Batalla de Normandía), que se encuentra en Bayeux, en el noroeste de Francia. Sin embargo se entiende la extensión que la editorial ha querido darle a esa imagen de la pobreza provocada por las guerras europeas que se produjo en la década de 1940. Por lo demás, es una edición bastante formal, en tapa blanda solapada, que pertenece a la colección Narrativa, como volumen número 14. En todo caso, en lo técnico quepa señalar que a partir de la segunda mitad de la novela se cuelan varios gazapos en todos los capítulos que en posteriores ediciones podrían ser corregidos. 

La novela se ambienta en un pueblo ficticio de Gerona llamado Mor. Personalmente llegué a creer en un principio que existía cuando comencé a leer el libro y me dediqué a buscarlo. Encontré que existe una aldea llamada Mor, pero no en Cataluña, sino en Galicia, por lo que forzosamente el pueblo de esta novela es ficticio y me hace pensar en la palabra en latín "mor", que traducido al castellano es "muerte" y que se aproxima a la otra palabra del latín "mos", que es "costumbre". En todo caso el latín también derivó en el catalán a una palabra idénticamente "mor", que significa del catalán al castellano "muere". El nombre de Mor del pueblo es todo premonitorio, ya sea en latín o en catalán, ya que esta novela histórica tendrá un trasfondo de novela negra donde la muerte y el acto de morir será el motor narrativo.
 
Es una narración con el lenguaje propiamente de novela donde se cuela la intención pedagógica citada, en este caso de explicar los hechos históricos más señalados del ascenso del fascismo en Europa, y en concreto en España, poniéndolos en relación con la vida común de personas que viven en un pueblo, por tanto teóricamente más alejadas de las complicaciones de las personas de las ciudades. Por ello mismo, incide en una idea muy sostenida popularmente desde el mismo momento de la guerra civil y aireada con la Transición, que en España nadie era en concreto de nadie en lo político (el famoso "pasaban por aquí"), que todo se debió a rencillas personales que solucionaron mediante la venganza acogiéndose a uno u otro bando. Hoy día sabemos que esto no es así. Aunque como explicación sirvió durante décadas, especialmente con los protagonistas vivos, o con sus descendientes más directos en su momento más reflexivo y adoradores de sus padres, ahora que vamos conociendo más datos, que tenemos más acceso a los documentos y que la arqueología misma nos va descubriendo cosas, ahora que el paso del tiempo nos va dotando de más distancia para pensar todo el conjunto, sabemos que aquella España, aún teniendo rencillas de pueblo pendientes que no es mentira que bastantes solucionaron con venganzas aprovechando la guerra, era una España altamente alterada en lo político y lo social. Que antes de la guerra civil ya había numerosos conflictos políticos, no sólo de los famosos, sino también de los particulares que se quedaban en faltas y alteraciones de orden público. Que el número de afiliaciones a partidos políticos y sindicatos, así como los números de participación en los procesos electorales o las participaciones en manifestaciones o huelgas es tan elevadamente alto, que ese "pasaban por aquí" no es creíble más que en unos casos mínimos. En todo caso, es cierto que el asunto rencillas existió, la cuestión no es esa, sino que la cuestión ideológica también existió, que no fue algo accidental ni casual. 

Centrándonos en el libro. El lenguaje de novela se mezcla con esta intención pedagógica de explicación del ascenso del fascismo y del primer franquismo y la represión, provocando que a veces el ritmo del relato novelado se rompa para introducir párrafos con un tono más de ensayo y a veces de apuntes de Historia, hasta el punto que nos encontramos en algunas ocasiones citas literales de documentos y textos históricos. Por otro lado, el libro se estructura con saltos temporales. Aunque la historia se desarrolla en 1944 y se prolongará hasta 1945, habrá regresiones explicativas de los personajes que componen esta historia desde la llegada de algunos al pueblo de Mor en el comienzo de la República en 1931, a saltos del momento inicial donde realmente comienzan las complicaciones que les afectan, que se marcan a partir del comienzo del gobierno del Partido Radical con la CEDA en 1934, y en concreto con el ambiente enrarecido de 1935 entre las derechas y las izquierdas. Por fuerza esas regresiones a 1935 terminan desembocando en recuerdos del comienzo de la guerra civil en 1936 y, para explicar porqué uno de los personajes principales regresa a España desde Francia, hay pequeños recuerdos de 1937 y de 1938 en la retaguardia bélica que supuso Barcelona en la República. El final del libro no tendrá una regresión, sino una explicación pedagógica que será unida con una explicación de qué les pasó a los protagonistas después de los hechos centrales de la novela, por lo que fugazmente se nos hablará de 1946 y de 1947. Fundamentalmente el relato está en 1944, escrito con frases cortas en tercera persona del presente, lo que nos invita a ejercer de testigos directos a los que nos están contando lo que sucede a tiempo real. Los pretéritos aparecen con las regresiones temporales de los recuerdos, es entonces cuando esos recuerdos de los personajes se transforman en narraciones del pasado, como si nos estuvieran contando la novela previa a la novela actual. Por otro lado, existe otro tipo de saltos, los que se producen de pensamiento a pensamiento de diferentes personajes. Hay que estar atento a eso en la lectura. Pero la novela no es mero ejercicio de reflexión, cuenta también con un amplio dinamismo que suele dar la introducción de diálogos, que he de decir que me recordaron un poco el ritmo de un guion cinematográfico entre su aparición y el uso del verbo del presente. 

Para terminar los asuntos meramente técnicos, quepa decir que hay un recurso repetitivo a lo largo de todo el relato que es la aparición de un grupo de niñas jugando en la calle cantando siempre la misma canción infantil, "Cucú, cantaba la rana". El lector más leído caerá en la cuenta que esa misma canción y su aparición constante a lo largo de una novela es algo que ya hizo Ramón del Valle-Inclán en Tirano Banderas, en 1926. En aquella la canción la cantaba el propio Tirano Banderas y era una novela que tenía algunos rasgos de comedia del esperpento, aunque contaba cosas tremendas de una dictadura que ubicó en el Caribe. Aquí, en la novela de Teresa Galeote, no se trata de una comedia, pero al ponerla en voz de un juego infantil con esas niñas que funcionan casi como coro de las tragedias y tragicomedias del teatro clásico de la antigua Grecia, se entiende más o menos la idea que nos lanza la autora si atendemos a esa estructura de novela que se mezcla con el ensayo pedagógico sobre el ascenso del fascismo entre la población civil más humilde. Personalmente creo que hay además una intencionalidad extra, un guiño, hacia el lector que conoce a Valle-Inclán y cae en la cuenta que la canción infantil que cantaba Tirano Banderas a lo largo de su propio relato la cantan aquí, en este otro relato, unas niñas que aparecen y desaparecen de las calles según les va pasando cosas a los protagonistas.

El protagonista que aparentemente es el principal, pero que según se lee la novela nos damos cuenta que no lo es, sino que es el personaje que nos permite descubrir con él cuál es la España que se encuentra a su regreso de un exilio en Francia huyendo de la guerra civil, tiene un nombre hablador, igual que el pueblo se llama Mor, ya explicado. Él se llama Justo. Justo llega a Mor (Muerte, ya hemos dicho) en 1944. Se nos explicará más tarde que en la primavera de 1937, se había ido con su esposa, Carmen, a Barcelona huyendo del avance de las tropas de Franco hacia Mor y del ambiente de venganzas que se respiraba en el pueblo. A la vez, hacia finales de 1938, viendo que ese mismo avance y ambiente crecen hacia Barcelona, se fue a Francia, con lo que pudo esquivar que le internasen en un campo de refugiados de los que abrió Francia en 1939, esto lo aporto yo, no se dice en el libro. Podrá instalarse en París. Allí vivirá con su esposa tranquilo por unos meses, pero les sorprenderá la Segunda Guerra Mundial. Aunque la aguantarán con sacrificios, en 1944 Carmen morirá en un bombardeo y él regresará a Mor huyendo de nuevo de la guerra y buscando cierto refugio en la casa y su familia. La novela no nos dice quien es el causante de los bombardeos, aunque pudiéramos creer que se trata de un bombardeo nazi, lo cierto es que en 1944 tiene más posibilidades de un ataque aliado, en todo caso este detalle no nos afecta para el relato, pues el peso está en la muerte de Carmen y en la doble huida de Justo de un escenario bélico. Por cierto, otro apunte propio fuera de novela, acorde al espíritu pedagógico de Teresa Galeote con el tema. La Ley de Responsabilidades Políticas de Franco inculpaba, entre otros, también a aquellos que iniciado lo que la ley llamó "el Movimiento", o sea: el alzamiento militar, no tomaron postura a favor del mismo pudiendo o que residiendo fuera de España no regresaron para apoyarlo. Con esto en la mano, la vida de Justo podría ser aún más compleja. Pero no es algo vital para el desarrollo que Galeote nos va a narrar.
 
Justo se encontrará un pueblo muy cohibido, lleno de silencios y rencillas vivas, donde se intuye la represión y el miedo a ella, del mismo modo que se sabe que existe la guerrilla del maqui en el monte, pero nadie lo quiere mencionar. Una España muy cambiada a aquella otra que él dejó atrás, aunque algo se intuyó durante la guerra y evidentemente, esto no está en el libro, algo debió ver él mismo en el París ocupado por los alemanes, pero repito, aunque esto podría ahondarse más en Justo, no es vital para esta novela. Justo se encontrará con uno de sus hermanos muerto sin que nadie le aclare muy bien cómo, con un hermano que prefiere crear múltiples silencios y recomendar callar, con una tienda familiar que es agredida anónimamente cada día, con vecinos que ahora no le hablaban, con huérfanos con hambre en las calles, con la desaparición de su mejor amigo, Enrique, y con la novia de este, Adela, marcada socialmente como indeseable.

La auténtica protagonista es en realidad Adela, y su historia de amor con Enrique, que era un triángulo amoroso entre ella, él y un sargento de la guardia civil en el pueblo que acordó con el padre de Adela, José, su matrimonio con ella. Todo esto en 1934. Enrique a la vez, antes de la guerra, tiene que hacer frente legalmente a una disputa legal en nombre de su padre, un sindicalista, por los límites de sus tierras de cultivo en el pueblo, los cuales los discute otro de los vecinos. Mientras se nos narra esto se nos ubica la historia de Justo con Carmen en esos momentos, que es el año en el que se prometen para casarse, mientras que Adela se ve forzada a casarse con el sargento de la guardia civil, mediante el cual recibe cada día al capitán de la guardia civil de visita en su casa, mientras ella mantiene su relación con Enrique como amante. En 1935 Justo sube a un santuario cercano al pueblo donde la gente suele ir a rezar a una Virgen. El día en el que sube se produce un atentado por el cual una persona desconocida abre fuego contra la gente, matando a varias personas, entre ellas el sargento de la guardia civil. Enrique se marchará de Mor ese día sin decir nada, mientras a la vez Justo cobija en su casa a un huérfano del que es testigo que es inocente de los asesinatos, pero que todo el mundo inculpa. El huérfano terminará siendo apresado y culpado sin pruebas. Irá a la cárcel y su suerte se mezclará con las iras de la guerra civil, ya en 1936. La muerte del inocente es lo que hace que Carmen y Justo se vayan de Mor. 

El regreso en 1944 de Justo a Mor hace que se encuentre con todas estas historias abiertas sin final. Su curiosidad es la que va tirando del hilo de todo lo pendiente. Esto hace reaccionar a Adela y la novela nos trasladará plenamente a su historia, a su propio relato y a contarnos qué fue ocurriendo en todos los agujeros que la narración anterior nos dejó abiertos. Ahora se nos explica también una historia donde aparece el abuso de autoridad y la violencia machista, donde los silencios de la dictadura se acrecentaron en las mujeres, cuyo papel en la sociedad retrocedió respecto a los derechos e ideas ganados con la República. La novela con ambientación histórica cobra ahora un ritmo entre la novela negra y la novela social, aunque siempre con ese toque pedagógico de explicación de cómo determinadas ideas del primer franquismo se introdujo en todas las personas que o bien lo siguió o bien quiso sobrevivir dado que se encontraban dentro de él. El asesinato falsamente resuelto de 1935, la desaparición de Enrique, la posición en la que quedó Adela como madre viuda con una hija pequeña evidentemente hija de Enrique y no del sargento muerto, y las numerosas rencillas empeoradas con lo ocurrido durante los años de guerra y las represiones posteriores, serán lo que muevan todo el relato. 

Como se ha dicho, la novela fue premiada con un premio de novela histórica. Puede ser un buen acercamiento a Terea Galeote, al menos ha sido el mío en cuanto a libros, en prensa ya la había leído. Bien es cierto que ella ahora mismo está plenamente en la novela negra con su novela más reciete.

Su bibliografía completa, fundamentalmente novelas, hasta la fecha es: La crueldad (1996, con Minke Wang y Twiggy Hirota, relatos, producto de una escuela de escritura), Los sueños (1998, relatos), Iberia (2001), La Universidad de Alcalá de Henares en el contexto político del s. XIX (2003), Cosas que no se olvidan (2006), Los días largos (2007), El grito (2009), Lucrecia, las orillas del tiempo (2011), Más allá de las ruinas (2013), El vuelo de Osiris (2013, teatro), El eco de las palabras (2016), Daños colaterales (2017), Hasta que la muerte nos separe (2019), Los hombres que no amaban a las mujeres (2022, ensayo), Asesinato en el Hostal Oriental (2022) y El grito de las fronteras (2024, teatro, monólogos). También aparecen relatos suyos en las obras antológicas de varios autores: Microantología del microrrelato II, Antología del relato negro III, Asesinatos profilácticos e Historias de la imposición yanqui sobre España e Hispanoamérica. Es una producción  que sigue aumentando y que, aparte de otras obras de ficción, es de creer que algún día se compile sus innumerables artículos periodísticos.
  

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 9 de marzo de 2024

La doncella cincelada

Título: La doncella cincelada.
Autora: Rosa Díaz.
Editorial: Fundación Colegio del Rey.
Año de publicación: 1988 (1ª edición; reeditado en 2004).
Colección: Alcalá Poesía.
Nº de volumen en la colección: 13.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-4041981-3
 
La autora de la que hablamos hoy no es de Alcalá de Henares, ni su libro trata o menciona Alcalá, pero sí tiene un nexo con Alcalá de Henares. Se trata de Rosa Díaz. Fue Premio Poesía Ciudad de Alcalá por la Fundación Colegio del Rey en 1987. De la fundación ya hemos hablado en el pasado varias veces, con su estupenda labor netamente cultural en la ciudad durante cerca de veinte años, hasta que fue cerrada en uno de los mandatos del alcalde Bartolomé González (Partido Popular, PP). De ello ya hablamos, como digo. Los Premios Ciudad de Alcalá continúan, aunque ahora más bajo el paraguas directo del ayuntamiento, ante la ausencia de esta fundación de corte municipal que inició en su día el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) cuando gobernó en los inicios de los primeros ayuntamientos democráticos. Sea como sea, los Premios Ciudad de Alcalá se publican en libro al año siguiente, o si se trata de modalidades como pintura y otras, se exhiben en exposición. En este caso, el libro ganador de 1987, de Rosa Díaz, se publicó en 1988 bajo la colección "Alcalá Poesía" de la Fundación Colegio del Rey, como volumen número 13. Con una portada más o menos sencilla pero un tanto osada para lo que era una publicación municipal, incluso dedicándose la fundación muy abundantemente a la promoción del arte contemporáneo. Se trataba de una mujer desnuda pintada a lápiz a la que se la veía de torso hacia arriba en un una pose retorcida, como de éxtasis barroco, con cierta y evidente sensualidad. El libro se llamaba La doncella cincelada. Es de señalar que los libros de esta fundación se solían encontrar con facilidad en la sala de exposiciones de La Capilla del Oidor cuando esta, en las décadas de 1980 y 1990, se dedicaba al arte contemporáneo, en lugar de acoger una exposición permanente de Cervantes y otras aleatorias de corte temporal desde los tiempos de Bartolomé González en la década de 2000 hasta la actualidad.
 
Rosa Díaz nació en Sevilla en 1946. Desde pequeña estudió música a la par que comenzó a escribir. En 1964 obtuvo su primer premio literario a través de un concurso convocado por la Escuela de Magisterio de Sevilla. En 1979 comienza a formar parte del Grupo Poético Gallo de Vidrio, cuyo comienzo se liga directamente con la Transición política al fundarse por un homenaje al poeta Antonio Machado. Con ese mismo grupo tendrá la oportunidad de publicar su primer poemario, La célula infinita, de 1980. La década de 1980 será para ella la de participar de una tertulia literaria sevillana en homenaje a los poetas sevillanos Almotamid y Luis Cernuda, la cual inició Juan Sierra, otro poeta vivo en esos años de la generación de 1927. En 1983 publica Cantábile para cuerda enamora. En 1985, Casacripta. En 1986, Tótem. En 1988, La doncella cincelada. En 1989 nacerá su primer nieto y comenzará a escribir también literatura infantil Y así, entre poemas y literatura infantil, seguirá encadenando toda una larga serie de libros y de premios literarios que le permitieron publicar bastantes de aquellos. Incansable incluso hasta nuestras fechas de 2024. En 1994 comenzó a escribir en la revista Zurgai, y comenzará a aparecer en otras muchas revistas literarias junto a muchos de los nombres más conocidos de la poesía española actual, como García Montero, Chantall o García Baena, mientras a la vez participa de congresos literarios no sólo en España, también en México, Cuba, Colombia y Marruecos.

Como se puede ver, tiene toda una trayectoria literaria a través de su vida. Por un tiempo, mucho tiempo, la literatura femenina, o mejor dicho: escrita por mujeres, especialmente la poesía, no encontraba todos los lectores que sí encontraba la escrita por hombres. Es a partir de la segunda mitad del siglo XX, y sobre todo más hacia la cercanía del siglo XXI, que las autoras van encontrando la aceptación  merecida. Es en ese momento en el que ella es una de esas autoras que van haciendo valer la poesía escrita por mujeres. Sin embargo, pertenece a otro fenómeno que se da en España desde la segunda mitad del siglo XX y se perpetúa especialmente con la Transición y la España de las autonomías. Se ve necesitada para publicar y para tener ingresos a participar de innumerables concursos literarios y ganarlos. Concursos a menudo convocados por instituciones ya sean municipales, provinciales, de Comunidad Autónoma o de otras administraciones más o menos institucionales. Eso hace que tenga que adaptar su literatura a lo que va aprendiendo que quieren los jurados de estos certámenes, muy fusionados a menudo con los intereses políticos de lo que se quiere publicar después sin que sea escandaloso. Manteniendo siempre una "autocontención" en lo que se dice para que, incluso pudiendo ser osados, sea algo dentro de lo que se estima aceptable por los que popularmente podríamos llamar "los bienpensantes", "los de bien". No es la primera vez que se dice en estas notas, ni tampoco soy el único en haberlo apuntado. Lamentablemente muchas de estas obras y de estos autores se quedan prácticamente en medallas que se dan las propias instituciones a sí mismas por convocar los certámenes bajo tal o cual valor, lo que siempre lleva unido un aporte económico de los presupuestos de Cultura a esa institución por convocar, y si se unen otros valores, pues el del Ministerio que toque.  Eso hace que algunas ediciones que se queden a un nivel muy local y a una difusión casi nula a otros niveles. Es un problema. Problema que hoy día, en el siglo XXI, algunos autores tratan de solucionar mediante la reedición por sus propios medios de algunas de estas obras, a menudo por Internet. La propia Rosa Díaz, con muchos premios y accésits, llegó a decir que hay libros de espléndidos "premios" y también libros espléndidos que no serían premiados jamás.

La doncella cincelada, el libro que ganó y publicó en Alcalá de Henares, busca raíces folclóricas sevillanas y las actualiza con raíces de la música y la cultura jazz y el modernismo. Predomina en el libro el verso corto. Sirva de ejemplo el siguiente poema:

Rojos son pues tus pasos,
aunque la noche
te suspenda el color,
                         aunque te oprima
el cuello con la hiriente
columna de la luna.
Roja vas
            y oscuros los ladridos
de los perros
que ya babean,
que desesperan porque tu rostro palpan
y encuentran sólo el polvo de tu paso de diosa entre nosotros.

Su bibliografía completa hasta la fecha es: La célula infinita (1980, reeditado en 2021), Cantábile para cuerda enamora (1983), Casacripta (1985), Tótem (1986), La doncella cincelada (1988, reeditado en 2004), Cuarto de los humildes (1993), Tenebrario (o puerta del norte) (1994), Juan-Juan (1995), Monólogos con la S.E.-30 (2000 reeditado en Internet en 2009), Compás de la ternura (2001), El abecedario de Julieta (2002), XX pregón de la cabalgata de Reyes Magos (2002), El color de la sangre de las princesas (2003), Gata mamá (2003), A piel de página (2003), Saetario (2003), La cesta de Julieta (2004), Hiel de abeja (2005), La palabra vivida (2005), Alejandro Rojas Marcos, remando río arriba (2004), Las brujas de Julieta (2006), Cuentos de rimar rimando (2006), Los campos de Dios (2007), Tutifruti (2007), Adivina adivinarás (2008), Adivina adivíname (2010), Verbo y gracia, construcción creativa de mujeres que escriben (2010, reeditado en internet el mismo año), Esperando a Grenouille (2013), La muchacha del agua, pregón de la Velá de Santiago y Santa Ana (2013), La cruz de la pasión (2015), La importancia de llamarse T (2015), Las muertas: salmos de la mujer que escribe (2015), Vintage: tiempo sobre vinilo (2022) y La ruta del encuentro (2023).
  

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 2 de marzo de 2024

Décimo encuentro poético en San Miguel de Escalada

Título: Décimo encuentro poético en San Miguel de Escalada.
Autores: Cristina Penalva Pastor; Elena Santiago; Gustavo Vega; Luis Carnicero.
Editorial: [No figura ninguna en los créditos; en contracubierta aparece la palabra "Cástor" al lado de los colaboradores: Junta Vecinal San Miguel de Escalada, Asociación Cultural "Civitas Lancia", Diputación de León e Instituto Leonés de Cultura].
Impresor: Sorles
Año de publicación: 2019 (1ª edición; introducción anónima).
Colección: Encuentros poéticos San Miguel de Escalada
Nº de volumen en la colección: 10.
Género: Poesía. 
Depósito Legal: LE-612-2019 

Ya conocemos a Cristina Penalva a través de su larga trayectoria en Alcalá de Henares como poeta y como organizadora de eventos literarios, así como locutora de Radio Universidad de Alcalá de Henares (RUAH). Fue presentada cuando publicó su primer poemario La palabra invisible (2022). Ya entonces se mencionó que previamente había aparecido en un poemario colaborativo, Décimo encuentro poético en San Miguel de Escalada, realizado y publicado en 2019. Estos encuentros comenzaron en 2010 y continúan actualmente, siendo este año 2024 la de su décimo quinta convocatoria. No paró ni en el año de la pandemia de Covid-19 en 2020, si bien en ese año hubo las medidas y precauciones respectivas. Más aún, fue en ese año que comenzó a publicarse también una revista, Encuentro, con súbtitulo: revista de literatura y artes. No obstante, desde el comienzo en 2010 se ha venido publicando los libros de poesía colaborativos entre varios autores en los cuales Cristina Penalva apareció en 2019. Los encuentros los organiza Alfredo García, en una serie de actos que no sólo incluyen poesía, sino también religión, Historia y arqueología. En ellos han llegado a participar, y aparecer publicados, poetas de la talla como Antonio Gamoneda, Juan Carlos Mestre o José Luis Puerto. En todo caso, en el año de la Covid de 2020, con la aparición de la revista, Alfredo García contó con poetas de Salamanca y de Alcalá de Henares para comenzar con esa publicación, como María Ángeles Pérez y la propia Cristina Penalva. Pero volvamos a 2019 y el décimo encuentro, que fue publicado en el libro que citamos hoy.

San Miguel de Escalada es un pequeño pueblo de León, provincia en la que en cierto modo también tiene lazos Cristina Penalva. Este pueblo cuenta con el Monasterio de San Miguel de Escalada, que en origen era un templo tardorromano que pasó a ser un templo paleocristiano. Con la Edad Media sufrió su abandono hasta que en el siglo X se hizo sobre él una iglesia mozárabe prerrománica que terminó adquiriendo elementos románicos con la llegada de los cristianos en la Reconquista. En él se compuso el Beato de San Miguel de Escalada, con un Apocalipsis iluminado con imágenes que han de funcionar como poesías en imagen. Tanto el templo como algunos medallones de ese beato sirven para ilustra la cubierta y contracubierta del libro que nos ocupa. 

La edición que se hizo tenía impreso un apartado donde se debían numerar a mano los sesenta primeros ejemplares y escribir el nombre a mano de su propietario. Estos primeros sesena receptores eran los poetas participantes. No obstante, el que yo adquirí, por no ser participante, sino alguien que lo compró, está sin numerar ni sin escribir mi nombre. Contaba también con una introducción anónima. Se dividía en cuatro partes, una por cada poeta que escribió. Todos estos poetas estaban más o menos relacionados con León. Son de gran calidad literaria. De los tres poetas no alcalaínos y cuya obra no tiene que ver con Alcalá, Elena Santiago, Gustavo Vega y Luis Carnicero, hay que decir que los trajo Cristina Penalva a finales de 2019 al Pub Imperial de la calle Escritorios de Alcalá de Henares, a su evento poético mensual "El 20 a las 20", donde leyeron los poemas de este poemario.
 
Creo muy destacable la contribución de Elena Santiago, con un poemario reflexivo donde la poeta hace una reflexión autocrítica al paso de los años en torno a la idea de si, en las cercanías de los pasados perdidos y el presente yendo hacia una luz muda, no habrá sido uno mismo responsable de las propias sombras de su vida. Es algo más complejo, aunque básicamente está ahí el entorno de la temática, que coquetea a cierta distancia con un algo místico desconocido que se deja leer entre líneas que ni se sabe si existe, ni se sabe si no existe, lo que lleva a esa autorreflexión de lo vivido. Tiene un poemario de verso largo, a veces en prosa, muy inteligentemente montado. Elena Santiago falleció en Valladolid en 2021. Había nacido en Veguellina de Órbigo (León) en 1936.
 
Gustavo Vega (León, 1948) tiene un poemario más formal, de verso breve, que va siguiendo una disposición de evolución de días en el calendario, por lo que un poema se sucede a otro, pasándose incluso fórmulas en torno al verbo "decir" que hacen que haya una continuidad. Se queda en un anhelo de lo que se desea decir o hacer o vivir con el otro y que queda pendiente. Mientras hay un poso de luz y silencio que lo llena todo, que puede tener una resonancia entre mundana y religiosa, según se quiera entender. Combina esto con poemas visuales en forma de ilustraciones con determinadas palabras, al modo experimental futurista, aunque muy lejos de lo que sería la ruptura total del futurismo con el lenguaje. 

Luis Carnicero (La Bañeza, León, 1953), que cierra el libro, es el más complejo de los cuatro poetas de esta obra. de hecho es altamente complejo de leer y de entender. También es un arquitecto vanguardista. No es una lectura fácil ni de dificultad media. Requiere de un ejercicio de reflexión muy alto y de tener tiempo con uno mismo para poder meditar sobre lo que nos quiere transmitir. Es posiblemente el que tenga una clara disposición a una vivencia personal e íntima con Dios, con el Dios cristiano. Dios como un ente de luz y silencio que lo llena todo y es a la vez pregunta y respuesta. Es el horizonte mismo inalcanzable que todo lo llena, el aire inasible que respiramos. "Todo en la luz es reflejo de un sueño", dice el poeta, también afirma, en una metáfora asequible y entre la filosofía y la teología, que el ser se oculta en el verbo disfrutando del goce de los brotes. Desentrañarle es un ejercicio de lectura muy sano y nos lleva a reflexión. Puede que sea una poesía mística adaptada al siglo XXI con todo un barroquismo adaptado a los tiempos actuales, pero con preocupaciones y dudas atemporales. 

Pero la autora netamente alcalaína por nacimiento, derecho y por hechos, es Cristina Penalva Pastor, quien ya ha sido presentada en estas notas. Como ya se ha dicho sus poemas en este libro de 2019 son previos a su libro de 2022, mientras entre medias, en 2020-2021, colaboró con la revista que se derivó de estos encuentros de San Miguel de Escalada. Ella lleva muchos años escribiendo, desde 2001 como terapia por acontecimientos de su vida, y muchos años participando en recitales, si bien su primera publicación en libro fue esta de 2019. Más aún, en el libro aparecen algunos que pasarán a ser parte de su libro de 2022, siendo que uno de ellos le dará título, el citado La palabra invisible. Así que mucho de lo que se dijo en las notas de ese libro vale para el comentario de su aparición previa en este otro. ya estaban presentes. Desde una cierta religiosidad que cae en lo místico con el cristianismo, pero ahondando en numerosas diosas de otras religiones entre orientales y paganas, a un aspecto humano mundano basado en la emocionalidad íntima. 
 
Hay de Cristina Penalva otros poemas que no aparecen en el otro libro posterior, que también reflexiona entre qué es aquello que se oculta entre palabra y palabra, en el silencio y en la luz, temática central de ese décimo encuentro de poetas. Hay en su lectura una reivindicación de la mujer desde la mística y las diosas de diversas culturas, diosas que se relacionan de manera directa con la poetisa, con el ser de ella. Y en medio de todo esto se deja traslucir a la vez una ausencia que parece duele, aunque no impregna todos los poemas. Son sutilezas a captar por el lector sutil. 
 
(...)
la noche es el nombre no dado
es la gran fingidora
del silencio y de la luz
(...) 
 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 24 de febrero de 2024

El libro que no sabía leer

Título: El libro que no sabía leer.
Autora: Chus López (textos e ilustraciones).
Editorial: Rubiano Ediciones.
Impresor: Lozano Impresores.
Año de publicación: 2024 (1ª edición).
Colección: Infantil.
Nº de volumen en la colección: [Sin número]
Género: Cuentos; Literatura infantil; Ilustración.
ISBN: 978-980-18-3915-6 

 

La poeta Chus López lleva ya varios años que combina sus recitales con cuentacuentos infantiles con su propia obra. Esto viene siendo así desde que autopublicó sus dos primeros cuentos en 2021, Cuentos para volar en la cama y La gallina Purpurina. Ahora, en febrero de 2024, vuelve con otro cuento, El libro que no sabía leer, ahora editado por la editorial Rubiano Ediciones, presentado en Pub O'Malley's de la calle Goya de Alcalá de Henares. Conserva, eso sí, toda la marca de identidad de la autora iniciada en los dos anteriores libros, con sus características ilustraciones netamente näifs, o en nuestras palabras: al modo como ilustran los niños; conserva también el formato ligeramente apaisado en tapa blanda, aunque ahora contiene una faja naranja para enmarcar título y autora, en lugar de apropiarse de toda la cubierta la ilustración de portada. Igualmente también conserva en consonancia con los anteriores cuentos una nota de presentación de la autora dirigida a los lectores y especialmente al lector niño, tono que conserva en una especie de conversación de tú a tú de la autora con el niño y la niña. Tiene sus dedicatorias, esta vez a abuelos y gente querida por Chus, y en esas dedicatorias vuelven algunas ilustraciones de algunos de estas personas que le han hecho especialmente para el libro. Así pues, podríamos decir que en cierto modo Chus López ha creado su propia colección de libros infantiles. Son característicamente suyos.

Esta vez es un cuento algo más largo que los anteriores, con una elaboración argumental mayor y más compleja, que perfectamente podría cuadrar dentro de la Serie Blanca de los libros infantiles y juveniles de la colección Barco de Vapor, de la Editorial SM, colección con la que todos los niños españoles hemos crecido desde el último cuarto del siglo XX a la actualidad. La Serie Blanca es la dedicada a los niños que comienzan a leer ya relatos, por lo que suele contener frases cortas, lenguaje adaptado, ilustraciones a color e historias no muy largas, pero tampoco cortas. El libro de Chus podría cuadrar en dicha serie, si bien es cierto que usa frases más largas y algunos conceptos de educación transversal más complejos que quizá necesiten de la lectura acompañada de algún adulto para que, en caso de dudas en el niño y la niña, puedan realizar las preguntas que consideren pertinentes.

El cuento es uno sólo, pero contiene dentro de sí varios cuentos, usa así un recurso literario iniciado en la novela por Miguel de Cervantes. La historia central es la de Luisito, un libro joven que nunca ha sido leído por el niño al que fue regalado, el cual lo maltrató físicamente y lo abandonó. Luisito llega a la librería Olivetti (buen guiño de la autora a la famosa marca de máquinas de escribir) donde, aquí aparece un cuento dentro del cuento, el librero, que también es restaurador de libros, tiene una fuerte depresión a causa de la muerte de su esposa, mientras trata de sacar adelante el cuidado de sus hijos y la librería, que está muy descuidada. En la librería, cuando no hay humanos, volvemos al cuento principal, Luisito se relaciona y habla con los otros libros que hay allí. Los dos cuentos se irán entrecruzando desde ese momento como uno solo. Ahora veremos que los cuentos, como las personas metafóricamente, sólo se pueden conocer entre sí cuando se leen entre ellos. Cada libro tiene su propia historia y es necesario que cada libro sea consciente de su propio relato, de quien es, a la vez que ha de conocer las otras historias, al otro. Luisito no conocer su historia y son los otros los que le ayudan a conocerse, se ofrecen a leerle su historia, pese a que sus páginas están rotas, pintadas, dobladas y hasta arrancadas, impidiendo que sea una libro completo. Aquí aparece el tercer cuento que se entrecruza con  los otros dos, el de la historia del libro Luisito. Esta historia se irá contando por partes interrumpidas por la interacción de las otros dos cuentos en marcha de los libros con Luisito y del librero y sus hijos. La historia de Luisito es la de un caballito de mar que le gusta pintarse y bailar ballet lo que le hace diferente al resto de caballitos de mar. Este caballito de mar sufre un accidente que le impide bailar. Ahí están arrancadas las hojas de Luisito y los libros no pueden terminar de leerle, pero entre todos ayudan a Luisito a que el librero le ayude a ser un libro completo, dejándole en un lugar donde se acuerde de restaurarle. De hecho lo encuentran los hijos del librero que son los que le sacan de su inactividad al implorarle que arregle el libro, porque han leído el cuento y está incompleto. El librero les anima a la vez a ellos a escribir un final para el libro y de repente tenemos a Luisito completado entre todos. Ahora el cuento del caballito de mar pasa a una fase de la importancia del esfuerzo en aquello que crees para superar los problemas. Y para cerrar el círculo, es el trabajo común de la familia del librero lo que hace que el librero redescubra su pasión por los libros, lo que le devuelve a una vida activa, donde su producción con los libros hace que todos los libros de la librería tengan nuevos y más lectores en Villalibro, lo que les daba numerosas vidas completas.

Como se ve, es un libro que vuelve a transmitir valores educativos transversales, puestos al día del siglo XXI, y que tiene cierta consonancia con los dos cuentos anteriores de Chus López. Tiene un ejercicio de imaginación correctamente acompañado de los dibujos a mano con colores pastel, totalmente al margen de las producciones por ordenador que tanto abundan en las publicaciones actuales. Devuelven algo de la esencia de cuentos de las infancias de los adultos actuales a los cuentos de los niños y niñas de hoy. 
 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 17 de febrero de 2024

Tacha

Título: Tacha.
Autor: Francisco José Martínez Morán.
Editorial: Renacimiento.
Año de publicación: 2018 (1ª edición).
Colección: Poesía.
Nº de volumen en la colección: 131.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-17266-60-8
 
Tacha fue el décimo libro de Francisco José Martínez Morán, no todos fueron de poesía, pero este sí lo era. Fue publicado en 2018 por la muy reconocida editorial de poesía española actual Renacimiento. Fue un libro de un tamaño apto para el porte en bolsillos amplios, con cubiertas rústicas y solapadas, en papel rugoso con una ilustración de un cuaderno de notas con tachaduras, todo en referencia evidente al título, que a la vez hacía referencia a una temática metafórica o alegórica de los poemas. Le había antecedido en el mismo año una novela, Amistades comunes. Había que remontarse a 2015 para su anterior libro de poesía, Grand3 Tercera Phase. Aquel, como ya se dijo, era un libro que se salía de la poesía habitual de Martínez Morán, por lo que al lector que le sigue le cabía preguntarse si seguiría indagando por esa vía más experimental y contracultural o volvería a una poesía directa, existencial, pero menos contracultural. Hay que pensar que la novela que había sacado ese año 2018 tenía un algo experimental y existencial a la vez. El libro fue presentado en Alcalá de Henares en junio, allí el poeta leyó algunos de los poemas, en la librería Diógenes. Se afianzaba en los poemas breves que van a ser más característicos en él en los siguientes poemarios. Viene en su temática a reiterar una evolución personal respecto a todo lo contado en los anteriores poemarios, como muestra de una reflexión vital personal. Nos hace saber que está en plena lucha constante por evolucionar y por seguir, en un sentido muy vitalista, aunque aún contiene cierta melancolía existencial. Trata de repetir algunas cosas ya vividas para tomar otros caminos nuevos, pero la reiteración le hace tachar lo nuevo, por recordarle lo anterior. Nos hace pensar en el poema "Oda a la alegría", de Schiller, de 1785, a la que Beethoven puso música en su novena sinfonía. Schiller invita a abandonar los viejos tonos, por unos nuevos y más vitales, más alegres, invita a crear un nuevo mundo desde la experiencia propia, y algo de esto hay en Tacha.

De claro en claro el mundo es siempre el mismo.
Dedico tanto seso a la locura
que, al cabo, la razón no me parece
más que una necia danza para los muertos. 

Hay una positividad vitalista en el cambio. En un poema muy breve de dos versos dirá:
 
La pieza que no encaja:
esa es la imprescindible.
 
Pero el poemario también es cierto que da constancia de los pasados acabados o evolucionados y que no volverán, que el presente tacha, y en ese sentido sigue presente el existencialismo que a veces nos recuerda el nihilismo del ser, la nada que es la existencia, en un libro que se divide en cuatro partes: "Borrado", "Los ciegos escribanos del olvido", "Canciones" y "Tacha".  

Frente a la biblioteca, tres cipreses
altísimos: reparo en la incontable
nómina de cadáveres que escoltan.

Están bien elegidos.

Las metáforas y las alegorías en un lenguaje asequible se suceden en numerosas imágenes y reflexiones a lo largo de todo el poemario, transformando en un acto de poesía el pensamiento. En ese sentido es uno de los poemarios más delicados de Martínez Morán, y el que le aproxima a un relativo existencialismo que también mostró Unamuno en sus poemas, que también escribió. Puede que haya algo "unamuniano" en este libro, pero es genuinamente Martínez Morán. Trasciende el paso del tiempo como aquel que es lo que genera la tacha, la tacha de nuestros actos y de nuestro ser. Y frente a ello: la vitalidad del que aún es, de quien ha sido, pero es. 

No supe regresar de una manera 
más digna o memorable: 
vencido y degradado piso un suelo
que no me reconoce, muerdo un pan
sin huella de mis dientes, yago al borde
de una cama que abjura de mis huesos.

Sé lo que debo hacer y, sin embargo,
me obstino en el error, hay un placer
oculto en la nostalgia de lo roto.

La idea lanzada musicalmente en los versos séptimo y octavo de este poema expresan una contradicción que todos tenemos en nuestro ser, en nuestra forma de vida, que es una genialidad sincera. Martínez Morán perfecciona en este libro su gran habilidad para sintetizar en pocas palabras grandes sensaciones y pensamientos universales sobre la existencia y el "yo" que somos.
 
Si Obligación me parece el mejor de sus libros para mi gusto, hasta la fecha, Tacha, sin duda, le sigue.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 13 de febrero de 2024

María de Orozco (1635-1709)

Título: María de Orozco (1635-1709).
Autora: María Isabel Barbeito Carneiro.
Editorial: Editores del Orto.
Año de publicación: 1997 (1ª edición).
Colección: Biblioteca de Mujeres.
Nº de volumen en la colección: [Sin número].
Género: Biografía; Hagiografía; Esoterismo.
ISBN: 978-84-7923-129-7
 
Ya hablamos de María Isabel Barbeito como parte de las autoras ligadas a Alcalá de Henares cuando hablamos de un artículo sobre María de Orozco, que publicó en el libro colaborativo Mujeres en Alcalá de Henares, un paseo por su historia (2017), coordinado por Pilar Lledó. Se trata de una autora nacida en La Coruña que lleva desde niña viviendo en Madrid. Es Doctora en Letras por la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Institución de Estudios Complutenses (IEECC), asentada en Alcalá de Henares, que organiza los encuentros de historiadores del Valle del Henares y publica los Anales Complutenses, donde ella ha publicado varias veces. Comenzó a publicar numerosos artículos en libros de actas de Historia y revistas dedicados a biografías fundamentalmente de mujeres escritoras del Siglo de Oro de la Literatura española (siglo XVI al XVII), aunque abunda sobre todo en aquellas que fueron religiosas o pertenecieron a órdenes religiosas. También tiene sus propios libros, de hecho hoy volvemos a ponerla de relieve por su monografía biográfica María de Orozco (1635-1709), personaje sobre el que ha escrito numerosas veces. Fue un libro de noventa páginas publicado por Editores del Orto en 1997, dentro de su colección Biblioteca de Mujeres. Se trata de una editorial dedicada especialmente a libros de temas religiosos y filosóficos, pero también literarios. 

María de Orozco era hija de Pedro de Orozco un noble de Guadalajara bien posicionado y emparentado con los Mendoza, cuyo poder político con los reyes Augsburgo era alto. María de Orozco no nació especialmente agraciada para los cánones de belleza de la época, tenía también algunas deformaciones, así como algunas taras mentales, posibles resultados de problemas genéticos por una endogamia familiar o de otro tipo. Desde muy joven decía ver visiones. En teoría le aparecían y desaparecían llagas sangrantes en los mismos lugares que las que tuvo Cristo crucificado, las de ella podrían ser autoinfringidas, pero sus seguidores creían en la veracidad milagrosa de la aparición mística de las mismas. Así mismo decía que se le aparecían ángeles y también el Diablo. Se sospecha desde las biografías actuales, en un análisis de lo que ella escribió y lo que otros escribieron de ella, que es posible que sufriera maltratos físicos que agravaron su estado mental en el caso de que sus visiones místicas no fueran reales. 

Su padre la metió en un convento carmelita de Guadalajara, pero dadas sus visiones místicas, no creídas por las monjas, fue expulsada y hubo de irse incluso de la ciudad, se vino a vivir a Alcalá de Henares, a la calle Nueva, ciudad donde vivían algunos Mendoza. Fue admitida como beata profesa del Carmen.

En Alcalá dijo estar en contacto con ángeles y con todos los santos del Cielo, pero también que le visitó el Diablo varias veces, que incluso le tentó abriéndole las puertas del infierno en el lugar donde está hoy día la ruinosa cárcel galera. Sea como sea, su credibilidad osciló entre quien no creyó nada y quien la creyó todo... Llegó a ser una de las consejeras del rey Felipe IV y también de Carlos II, "el Hechizado". Escribió algunos textos. Como sea, murió en 1709. Algunas personas ligadas a la Iglesia Magistral de Alcalá pidieron su santidad, pero esta nunca ha sido aceptada. 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

viernes, 2 de febrero de 2024

Obligación

Título: Obligación.
Autor: Francisco José Martínez Morán.
Editorial: Polibea.
Año de publicación: 2013 (1ª edición; prólogo de Juan Antonio González Iglesias).
Colección: El Levitador.
Nº de volumen en la colección: 32.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-86701-55-0


En 2013 Martínez Morán publicó el poemario Obligación, con la editorial Polibea. Me parece el mejor de los poemarios de Francisco José Martínez Morán. Encuentro en este libro un muy excelente libro. Contiene algo de la corriente literaria llamada nueva sensibilidad, esa corriente literaria que identificó y ayudó a crear Luis García Montero. Probablemente, aunque Martínez Morán tiene una carga existencialista importante en su obra, algún día, cuando se vayan escribiendo los ensayos sobre literatura del siglo XXI en España, Martínez Morán quedaría encuadrado en la nueva sensibilidad y este libro, para mí, sería el más destacable en ese sentido. Al menos de momento, pues el autor es joven, queda obra por delante. La cotidianidad pasada a metáforas de emoción humana a través de sucesos y objetos materiales es todo un trabajo de inteligencia y sensibilidad muy agradable. El libro fue publicado por la editorial Polibea dentro de su colección El Levitador, como el volumen 32. Contaba con un prólogo de Juan Antonio González Iglesias y una cubierta con una fotografía realizada por Julio Castelló. Además, la edición estuvo asesorada por Ángel Luis Vigaray, Ángel Rodríguez Abad, José Ignacio Serra y Matilde Muñoz. 

En el prólogo del libro, Juan Antonio González habla de los caminos circulares y en espiral de los poemas de este libro. Se admira del uso de una palabra y sus contrarios en un mismo verso, o de la repetición por anadiplosis en el comienzo y el final de la misma palabra girando los sentidos y volviéndolos más trascendentes de lo que en principio eran. Y es cierto que el libro y sus poemas tienen una cuidada arquitectura, pero es el propio autor quien en el primer poema nos advierte que hay un girar de las cosas en su sentido que nos descubren que no todo es lo que en un principio podemos creer que sólo son.

Te equivocas si piensas
que todo lo que has visto es la versión
definitiva: siempre ante los ojos
se despliega un proyecto que no acaba,
la maqueta de un plan que ya ha previsto
la fuerza ingobernable de su ruina.


El concepto de algo y su contrario se va a repetir como algo obligado en la existencia, algo tan obligado que hace tener sentido la existencia, lo que en parte parece un contrasentido. Hay además un sentido de lucha sin rendición que nos lleva a un especie de esperanza, aún cuando en todo aspecto de la vida se va a la ruina, porque la existencia misma de algo o el de ser se evoluciona a la inexistencia. Pero es esa lucha la que da un sentido vitalista y positivo inusual en otros poemarios del autor.

Unirse a los vencidos y esperar
que te tiendan la mano, porque tú
aún estás cayendo en la batalla.

Pero es también un poemario con numerosas reflexiones sobre el amor y de amor. Y sin embargo, siempre está el sentido del transcurrir de todas las cosas obligadas a tener su contrasentido. "A contraluz las cosas / parecen más sinceras", llega a afirmar. Su alguien me preguntara qué poemario recomendaría actualmente de Martínez Morán sería este, sin duda. Uno de mis poemas más apreciados en él dice así:

He pisado cristales con los pies 
descalzos: el sendero de mis huellas
sobre la nieve es rojo, y tan brillante
como vino brindado a la blancura
de un océano eternamente triste.

La pureza nívea es marcada por la roja pasión de la vida, de la sangre que mana herida y se va perdiendo a cada paso que damos por esa nieve del invierno como un océano eterno en el que apenas dejamos huella al pasar por él. Una preciosidad. 

Martínez Morán nos citará títulos sacados del latín clásico, pero su poemario, extenso en metáforas y recursos, se nos hará fácilmente comprensible. Nos hará usar el intelecto para entenderlo, no es una poesía fácil, como la sencillez de sus expresiones parecieran hacernos creer. No es un poemario para el aplauso facilón, sino para sonsacar la reflexión y el alma. Tiene en él ya marcado su camino en el poema breve. Con  pocas palabras expresa mundos enteros. No es excesivamente breve, ni cae en la melancolía. Es una arquitectura perfectamente montada. No pretende ser amable, y lo es, no pretende ser áspero, y en alguna conclusiones puede serlo ante lo que a todos nos afecta por obligación del ser, del existir... y su contrario. Es verdad, va en espirales que estimulan nuestro pensamiento. Repito, para mi gusto: su mejor poemario hasta la fecha.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".